uando pensamos en Napoleón durante el golpe de Estado del 18 de brumario de 1799, albergamos, tal vez, la sensación de que las cosas no pudieron ser de otra manera. El Gran Corso tenía que ser primer cónsul y, después, emperador. En realidad, para los conjurados, Bonaparte no constituyó siquiera el primer candidato para ser la espada que tomara el poder. Emmanuel Sieyès, el cerebro del plan, pensaba, más bien, en
NAPOLEÓN ¿Y SI NO HUBIERA LLEGADO A CÓNSUL?
Jan 18, 2023
2 minutos
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