Ra-ta-ta-ta-ta-ta-ta, ra-ta-ta-ta-tata… El sonido de la metralla de los Ak-47 y el estallido de las granadas fragmentación rompieron la quietud la mañana del 3 de diciembre último en el poblado Luis B. Sánchez, al oeste de Río Colorado, en Sonora. Eran las 8:38 horas cuando se registró el ataque a la casa de Gerardo Rueda, El Tochín, encargado del trasiego de droga de Mexicali a Estados Unidos.
Los rojos soldados de madera del Cascanueces que adornaban la estancia se balancearon ante las ráfagas que se incrustaban en la ventana blindada, la puerta principal y los pilares de mármol. La casa del poblado “El 57” se cimbró.
Minutos antes de la agresión el propietario, uno de operadores de Ismael El Mayo Zambada, había huido a bordo de su vehículo blindado, una pick up.
Más adelante, otra casa de la calle Nardos, en el mismo poblado, recibió los impactos de las potentes balas calibre 7.62x39 de los fusiles Kaláshnikov. El dueño del inmueble, un hombre conocido como El Bebé, también logró escapar.
Su vecino, el pequeño Pablo, de siete años, murió por una bala perdida que penetró en su vivienda de madera comprimida.