Como todos los lectores saben, la pretensión de Cristóbal Colón con su primer viaje era llegar a la India
—la anhelada tierra de las especias que había conocido Marco Polo a finales del siglo XIII— siguiendo una ruta hacia el oeste. Aunque sus cálculos de distancia eran erróneos, tuvo la suerte de encontrarse en el camino con unas islas que él imaginó próximas a Cipango (Japón), pero que eran la primera muestra de un continente desconocido para los europeos. El relato que nos ha dejado el padre Bartolomé de las Casas (1474-1566) refleja con pormenores los descubrimientos que la expedición realizaba día a día en aquellas tierras. Además de los textos narrativos en clave de geografía física y humana, el elemento que concentra obsesivamente el interés del almirante es el