LA TARDE DEL 5 DE JUNIO DE 1526, CARLOS V Y SU ESPOSA, ISABEL DE PORTUGAL, LLEGARON A GRANADA PROCEDENTES DE SANTA FE, LA CIUDAD QUE HABÍAN FUNDADO SUS ABUELOS, LOS REYES CATÓLICOS, Y QUE HABÍAN CONVERTIDO, A PRO-PÓSITO, EN LA ÚLTIMA ETAPA DEL VIAJE DESDE SEVILLA. Ni su condición de emperador lo libró de jurar guardar los privilegios que sus antecesores habían concedido a los vecinos, lo que hizo ante un crucifijo y los Sagrados Evangelios en la Puerta de Elvira, en presencia del escribano mayor del Cabildo Jorge Baeza.
Por falta de acuerdo, lo que nos sugiere las sordas rencillas de las autoridades locales, fue recibido en nombre de la ciudad por , segundo marqués de Mondéjar, tercer conde de Tendilla, capitán general de los ejércitos y alcaide de la Alhambra quien, para alojarse, ofreció al César y a la alta servidumbre protección y la vieja fortaleza nazarita, donde aún subsistían el oratorio del Mexuar y los palacios de Comares y de