de departamentos de pocos pisos. “Esto era un prostíbulo hace 100 años”, dice con una sonrisa. Hoy es un edificio moderno y renovado, uno de varios en esta vieja ciudad industrial donde su compañía, Landing, ofrece alquileres flexibles de departamentos amoblados. Smith, de 36 años, un hombre delgado, con intensos ojos azules, entra en un departamento luminoso de un dormitorio con una disposición “tipo casa chorizo”. El alquiler mensual vale US$ 1.800, un 20% más del precio al que se alquilaría si estuviera vacío. Está decorado con muebles de líneas simples, ropa de cama neutra e incluso vajilla de color gris, todo diseñado y fabricado por su equipo. “Si alguien quiere mudarse a un departamento en 5 días, tenemos que poder conseguirlo y ponerlo lindo en poco tiempo -dice-. Visto desde afuera parece fácil, pero es muy complejo”.
A partir del cambio en la manera en que los estadounidenses viven y trabajan, Landing les ofrece a sus miembros (que pagan US$ 199 por año) un rápido acceso a departamentos listos para mudarse con la posibilidad de un alquiler flexible de tan poco tiempo como un mes. Más barato que un hotel o un departamento corporativo y más predecible que Airbnb, Landing apunta a los millennials por