El 8 de noviembre, los americanos acuden a las urnas para renovar toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Son cifras más que suficientes para que se volatilicen la mayoría demócrata de cinco escaños en la Cámara y el empate técnico en el Senado que lleva dos años resolviendo a favor de los de Biden el voto de calidad de la vicepresidenta Kamala Harris.
El desenlace de las “” se va a parecer a una película de suspense con matices terroríficos, porque ningún partido puede atribuirse un liderazgo claro en las encuestas, la fecha límite para que las instituciones puedan recibir el voto por correo es el 15 de noviembre y, hasta diciembre, las autoridades no tienen por qué certificar el recuento de las papeletas. Esto último es importante, porque los últimos sufragios, que dieron la victoria