Los poetas, dice una tradición milenaria, reciben de las musas los recuerdos que los muertos dejan en las aguas de su madre Mnemosina.
Poco más de un mes después de la desaparición de los 43 estudiantes de la normal rural Isidro Burgos, el 2 de noviembre de 2014, el poeta David Huerta, que recientemente partió hacia esas aguas, escribió en Oaxaca un doloroso poema, “Ayotzinapa”. Cito sus últimos versos: Ahora mejor callarse/ Hermanos/Y abrir las manos y la mente/ Para poder recoger del suelo maldito/ Los corazones/ despedazados/ De todos los que son/Y de todos