Cada día me despierto con los bigotes de mi perro haciéndome cosquillas en la cara. Me levanto y me acompaña feliz hasta la cocina. Cuando me hago el desayuno está pendiente de mí y si le digo «ven» se acerca devoto moviendo la cola. Le doy un premio y él me mira agradecido. Tanto como yo por tener su compañía y ¿su amor? ¿Me quiere mi perro? ¿O solo está conmigo por interés?
«Los perros expresan el amor de forma diferente a los humanos. Nosotros necesitamos el contacto, pero ellos no necesariamente van a tener la misma efusividad. Por ejemplo, si nos fijamos en el comportamiento de un grupo de perros, veremos que todos siguen al que consideran que es su referente, que les enseña con su ejemplo, y los demás están tranquilos y relajados. Muestran su respeto, pero no se exaltan como podemos hacer nosotros cuando estamos con nuestros familiares o amigos», señala Carlos Carrasco, adiestrador canino y autor del libro (Plataforma Editorial). Que lo hagan de una forma menos efusiva no significa que no nos demuestren su amor incondicional constantemente. De hecho, se han realizado estudios científicos que han llegado a la