SON POCO ANTES DE LAS 5 PM EN PUNTO Y JOHN COLLISON, COFUNDADOR DE STRIPE, SE PREPARA PARA DIRIGIRSE A SUS CIENTOS DE EMPLEADOS QUE TRABAJAN EN IRLANDA DESDE EL ÚLTIMO PISO DE LA SEDE DE LA COMPAÑÍA EN EL DISTRITO “SILICON DOCKS” DE DEBLÍN.
Esas reuniones regulares de los viernes, que se transmiten en simultáneo en Nueva York, San Francisco, Singapur y cualquier otro lugar desde donde sus 7.000 empleados deseen conectarse vía Zoom, son una tradición casi sagrada en Stripe, la compañía de pagos que Collison fundó con su hermano mayor, Patrick, en 2010. Como Patrick está de viaje casándose, es responsabilidad de John –que tiene 31 años y una capa de canas coronando su rostro infantil– responder a las preguntas.
La situación podría tomarse conflictiva porque, esa semana, hubo un alboroto mediático en Twitter: Zachary Perret, el multimillonario cofundador del unicornio de tecnología financiera Plaid, publicó una serie de tuits (ya eliminados), donde acusaba a Stripe de mantener reuniones con su compañía bajo falsos pretextos para crear una herramienta de software competidora. Patrick, de 33 años y CEO de Stripe, interrumpió su luna de miel para escribir un memo (que luego difundió públicamente) donde advertía que ese tipo de escrutinio solo aumentaría a lo largo del tiempo. John, presidente de Stripe, está preparado para lo peor. Pero la pregunta del personal se reduce a un nombre. ¿Acaso llamar a un nuevo producto Financial Connections es una señal de que Stripe se está orientando a nombres más aburridos? John admite que los nombres ingeniosos, como Atlas (un software que ayuda a la formación de empresas) y Radar (uno para la detección de fraudes), suenan mejor. Pero son terribles para el posicionamiento en los buscadores. Al final, nadie preguntó acerca de la