En marzo de 2020, la pandemia encontró a Marcos Acuña en un barrio cerrado de la Ruta 2. En los primeros meses –los de mayores restricciones– no podía entrar a hacer las compras a ningún pueblo: ni a Chascomús ni a Brandsen. Tenía un supermercado mayorista a 60 km, su única opción. “Tardaba una hora en llegar, otra hora en la puerta para ingresar y una tercera en la fila para pagar. Tenía mucho tiempo para pensar cómo hacer más eficiente y tecnológico ese proceso repetitivo de escanear productos. Me enamoré del problema”, asegura.
Acuña, de 38 años, pasó por tres universidades pero nunca se recibió. Empezó la carrera de Hotelería en la Universidad de Quilmes, pasó por Administración de Empresas en la UBA y tras conseguir un trabajo en el mundo del Comercio Exterior cursó