roquetas. A él lo que le gusta es comer croquetas. Lo confiesa el hombre que está detrás de la dirección creativa de dos de las marcas de lujo que, en la actualidad, se sientan en el de la industria de la moda: Loewe y JW Anderson, su firma homónima y la razón de que estemos hoy leyendo estas líneas -al presentar su colección hombre y crucero mujer 2023 en el marco de la Semana de la Moda masculina de Milán—. Con la cara de un niño pillado en su última travesura, esta confesión llega al final de una entrevista que empezó con un Jonathan Anderson (Magherafelt, Reino Unido, 1984) emocionado por lo divertido que había sido para él pensar en cómo hacerse un rodeado de fresas para la portada de TAPAS, la revista que dan ganas de comérsela “como todo lo que produce España”, dice, que en su número de verano homenajea la vida ibicenca, a su vez, parte del ADN de este diseñador. “Ibiza forma parte de mí desde la niñez. Estoy unido emocionalmente a este lugar desde que mi familia decidió empezar a veranear en esta isla. Es puro magnetismo”, reconoce. Desde entonces, el vínculo que comenzó como una imposición familiar acabó siendo una decisión fruto de su apetito por la Isla Blanca del Mediterráneo. Ningún recuerdo estival de infancia le queda lejos a este creativo que, con los nervios propios de llevar dos años sin desfilar, vuelve a pisar una pasarela y de volver a sentarse a la mesa del calendario de la moda -tras el parón pandémico obligado- hicieron de este aterrizaje un momento especial. La cita coincidió con otra bonita casualidad: su primera vez en la pasarela de Milán. Hasta esta ciudad desconocida para su poderío creativo se fue el diseñador para volver a escuchar el sonido del éxito, que no es otro que un buen puñado de aplausos durante y después de su show sobre el escenario Esto es algo que se intuye antes, incluso, de haber sido testigos del desfile. Por el legado existente hasta la fecha, la creatividad a la que nos tiene acostumbrados y los diseños de su reciente colección, que él mismo nos mostró durante la charla, mientras se movía de un lado para otro con el teléfono en mano y aumentaba la carrerilla en la velocidad de las respuestas tras cada pregunta. Porque como si de un simple mortal se tratara, los nervios también pudieron con él. En el momento de la entrevista, poco más de 24 horas le separaban de mostrar al mundo lo que quería para el consumidor en el que pensaba al diseñar: actual, natural y, sobre todo, transversal. Mucho tiempo como para que el sistema nervioso no viera alterado su funcionamiento habitual.
JONATHAN ANDERSON, O CÓMO MERENDARSE LA MODA
Jul 01, 2022
8 minutos
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