Para escribir Ulises y Dublineses, James Joyce tuvo primero que abandonar su Irlanda natal. Y lo hizo, según Jonathan Anderson (Magherafelt, Reino Unido, 1984), «no permaneciendo en la isla, sino más bien estando allí de manera consciente», rememorando el trazado de las calles de Dublín igual que el quiromántico repasa las líneas de la mano. En ocasiones, dice el director creativo de Loewe, «tienes que alejarte de algo para poder valorarlo».
Anderson creció entre Irlanda del Norte e Ibiza. «Lo bueno de las islas es que uno quiere irse de allí», asegura. Con el conflicto norirlandés como telón de fondo durante su infancia, «te das cuenta de que todo lo das por sentado. Pero en realidad las cosas pueden ser muy frágiles», recuerda ahora mientras se pasa por su pelo rubio trigueño alborotado una mano que adorna una pulsera de cuerda. Aunque al mismo tiempo, «es muy bonito. Todo es gris, así que los colores destacan de verdad. Mientras que en Ibiza los cielos son