Tal vez la pasión de la actriz Ailín Salas por el cine independiente (y del cine independiente por ella) pueda resumirse en un detalle, verificable en su larga lista de créditos en IMDB, la mayor base de datos global cinéfila: Ailín tiene más películas que años. A los veintiocho, es una veterana con veintinueve rodajes. “Jaja, ¿en serio? Hermoso”, se asombra como si se tratara de un récord ajeno. Eso sin contar cortometrajes, que son varios, ni las tres películas por estrenar que, en los últimos meses, la llevaron a repartir su tiempo entre Córdoba, Misiones y Buenos Aires. Tenía trece años cuando obtuvo su primer rol en de Lucía Puenzo –que volvería a convocarla para . Y era una veinteañera cuando pisó su primera alfombra roja, en el Festival de Cine de Roma, como protagonista de , película de Luis Ortega: “Me encontré de pronto frente a una nube de ochocientos fotógrafos y no entendía nada… Todavía me causa gracia cuando veo mi cara de desconcierto total en esas fotos”.
