Guillermo Monroy, de "Frido" a muralista
Muy amable, lúcido, platicador, a sus 98 años el Frido Guillermo Monroy Becerril relata el devenir de lo que implicó convertirse en muralista, de su aprendizaje teórico-práctico para ser más que un “ayudante” en obras históricas, y de lo que piensa del muralismo a cien años de su creación.
Y subraya que la mejor manera de celebrarlo es restaurando las obras legado de la nación.
El artista, uno de los cuatro Fridos por haber sido discípulos de Frida Kahlo en la escuela de “La Esmeralda” -junto a Fanny Rabel (1922-2008), Arturo García Bustos (1926-2017) y Arturo Estrada (1925)-, dialogó en video-entrevista con Proceso desde Cuernavaca, Morelos, acompañado por su hijo Guillermo Diego Monroy, en una charla organizada por la critica de arte de este semanario, Blanca González Rosas.
Si bien el relato de Monroy Becerril (Tlalpujahua, Michoacán, 1924) sobre sus años como estudiante de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado es relativamente conocido, develó momentos de su día a día como alumno de Kahlo de 1942 a 1945 -y cercano hasta su muerte en 1954-, a quien reconoce más que como profesora de técnicas y teorías como una motivadora que buscaba empapar a sus alumnos de cultura, e incluso conseguirles espacios para pintar. Relata:
“Frida daba clase de Paisaje en La Esmeralda, Diego Rivera daba clases de Pintura mural. Después de las clases seguíamos pintando al óleo en la Casa Azul, pues nos indicó que
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