COAHUILA CANSADOS DE RECOGER A SUS MINEROS MUERTOS
SABINAS, COAH.- Juanita Arzola tenía cinco meses en marzo de 1969 cuando una explosión en varios pozos de la comunidad de Barroterán acabó con la vida de su padre, el beisbolista de los Diablos Rojos David Arzola Briones. Ha pasado más de medio siglo de aquella tragedia, pero para ella nada cambia, pues la impunidad permite que sigan operando los pozos de los cuales se extrae el carbón.
Hace 16 años su esposo, José Ramón Hernández Ramos, quedó atrapado en la mina Pasta de Conchos y la justicia tampoco ha llegado.
La historia de su familia es el ejemplo de lo que Omar Navarro Ballesteros llama “en la región carbonífera cada pueblo tiene su tragedia”. Desde hace unos años él empezó a documentar los siniestros en la zona de Coahuila, donde el 3 de agosto quedaron atrapados 10 mineros, y encontró que su abuelo perdió la vida y forma parte de la cadena histórica de siniestros no castigados que representan un modelo de esclavismo que tiene atados a los trabajadores del carbón.
“No se hace justicia por todos los mineros que han fallecido en estas condiciones tan precarias. No es nuevo; en todas las muertes del carbón, jamás se ha llevado a un responsable a la cárcel.”
Para Elvira Martínez Espinoza, viuda de Vladimir Muñoz Delgado –quien quedó sepultado en Pasta de Conchos–, la región ya se cansó de estar
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