La razón de ser de un payaso es el provocar momentos hilarantes, valiéndose del maquillaje y vestuario coloridos; su presencia nos hace escapar de la cotidianeidad invitándonos a un mundo donde se permite despojarnos de nuestra seriedad; pero qué sucede cuando emerge la dualidad que caracteriza a este personaje y se revela como un espejo donde nos vemos reflejados a nosotros mismos.
Es la premisa que el artista suizo Ugo Rondinone nos plantea