LOS PORTUGUESES LLEGAN A LA INDIA
ACOMIENZOS DEL SIGLO XV PARA CONSEGUIR EL CLAVO, LA PIMIENTA, LA CANELA O EL JENGIBRE, ESPECIAS IMPRESCINDIBLES PARA CONSERVAR LOS ALIMENTOS Y DOTARLOS DE SABOR, ERA NECESARIO RECORRER MEDIO MUNDO. Aparte de los peligros que había que estar dispuesto a correr era un viaje sumamente oneroso, ya que había que pagar impuestos muy elevados en cada una de las ciudades en las que se hacía escala, esto provocaba que el precio que se alcanzaba en los mercados europeos fuese muy elevado.
La situación se complicó aún más cuando en 1453 Constantinopla, un punto clave en la ruta de las especias, cayó en manos del sultán Mehmed II (1432-1481), de forma que los otomanos se convirtieron en dueños y señores de la ruta que iba hasta China y la India.
UN PRIMER INTENTO FALLIDO
En 1488 el navegante portugués Bartolomé Díaz (1450-1500) llegó al cabo de Buena Esperanza bordeando el litoral africano, culminaba con esta gesta el proyecto que iniciara tiempo atrás el rey Enrique el (1394-1460), con el fin de encontrar el extremo sur de África y proporcionar una ruta alternativa a las Indias. No deja de ser curioso que a pesar del sobrenombre –el navegante– este rey tan solo navegó una vez en toda su vida: fue en 1415 cuando se desplazó hasta Ceuta.
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