abriel Plaza es un estudiante que, en las pasadas pruebas de acceso a la universidad, obtuvo la nota más alta de Madrid en la EvAU: 13,964. Este estudiante del colegio público San Juan Bautista declaró frente a la atención mediática que había decidido estudiar Filología Clásica, que tiene una nota de corte de 7,048. Ante esta noticia se han producido diversas reacciones. Por un lado, aquellos que consideran un —cazatalentos—, CEOS —directores generales de una empresa— o coaches —asesores expertos en liderazgo—. El talento debe encaminarse a aquellas facetas en las que uno es mejor y disfruta, porque así alcanzará más beneficios según su potencial en un área determinada. Así que, si a las empresas les gusta, a todos nos gusta. Nos vemos atrapados entre un criterio clasista, que además cataloga los valores personales mediante cifras y el criterio tiránico de la gestión empresarial, que baña su discurso con buenismo. Los valores que cimentan gran parte de la opinión pública rondan como moscas sin saber dónde posarse. En una sociedad tecnificada como la nuestra, las ciencias exactas, físicas, químicas y naturales adquieren cada vez más un valor desmesurado, que parece restar prestigio a las ciencias humanas y sociales. Es incuestionable la importancia de los científicos en nuestro entorno. Son fundamentales los investigadores que avancen en descubrimientos médicos para que los doctores nos curen y los servicios sanitarios nos cuiden. Los astronautas, los genetistas, los arquitectos, los biólogos marinos, los programadores, los astrónomos, los químicos, los farmacéuticos, los neurocirujanos. Imprescindibles. Y los servicios de limpieza, los fontaneros, los ganaderos, los albañiles, los dependientes, los panaderos. Imprescindibles. Sin embargo, las humanidades y el arte necesitan un rescate de dignidad y de divulgación para que se sepa que también son imprescindibles. Víctor Hugo dio un discurso en la Asamblea Constituyente de Francia en 1848 en el que proclamaba: «Habría que multiplicar las escuelas, las cátedras, las bibliotecas, los museos, los teatros, las librerías. [...] Habría que hacer que penetre por todos lados la luz en el espíritu del pueblo, pues son las tinieblas lo que lo pierden».
LAS HUMANIDADES SALVAN VIDAS
Jul 22, 2022
2 minutos
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