> ¿Conoció usted personalmente a Jorge Luís Borges?
No, pero llegué a tropezar con él. Tengo una anécdota al respecto. Justo en el año 1980, que recreo en la novela, yo paseaba una tarde por el Paseo de Gracia de Barcelona, estando de permiso de mi servicio militar. Me refugié de una llovizna súbita en la marquesina del hotel Majestic y tropecé con alguien. Era Jorge Luis Borges, al que ya leía y admiraba. Balbuceé una disculpa ininteligible, apareció María Kodama y se llevó a Borges hacia un coche que aguardaba. Años después, aproveché la anécdota para escribir un cuento, y ahora me he atrevido a poner a Borges casi como coprotagonista de una novela. No sé qué pensaría, la verdad, no le gustaban las novelas.
> ¿Cree que el retrato que de él hace en El combate interminable responde a la realidad o más bien es el resultado de las necesidades del narrador?
Naturalmente, lo segundo. le hizo para el mítico programa . Yo diría que «mi» Borges es algo más amable de lo que se dice de él, pero nunca se sabe. Las circunstancias que le obligo a vivir son peculiares, pueden dulcificar a cualquiera.