os dos paisajistas más admirados de Inglaterra nacieron con poco más de un año de diferencia. En 1832, estando ambos en plena madurez artística, coincidieron, marco con marco, en la exposición de verano de la Royal Academy. John Constable presentaba el resultado de más de diez años de arduo trabajo: , un óleo complejo y minucioso que el artista, con permiso del museo, aún estaba retocando frenéticamente unas horas antes de la inauguración. Su colorido, rico y vibrante, deslucía un tanto la obra contigua, una marina de William Turner titulada . Al percatarse, Turner se acercó y aplicó a su propio lienzo una sola pincelada roja. Con este simple gesto, eclipsó la obra de Constable. Su propio rival lo admitió con estas palabras: “Llegó y disparó un tiro de pistola”. Aquella pincelada letal, en osado contraste con los azules y grises del cielo y el mar,
