TE PRESENTAMOS AL ENTRENADOR TOTAL
ESTABA CORRIENDO el año pasado, dándole duro cuesta arriba por Los Ángeles. Tenía la camiseta sudada y las piernas doloridas cuando un conductor de autobús me gritó desde la ventanilla: “¡Quiero las vitaminas que tomas!”. Levanté la mano al aire en señal de agradecimiento por los ánimos, cuando mi colega me empujó y me dijo: “¡Corres como un joven!”. Me estaban llamando viejo.
Así han sido los dos últimos años: estás ahí fuera, intentando llegar al final del día, cuando alguien o algo viene a recordarte lo frágil que es todo. Que conste que tengo 44 años, pero la pandemia me ha hecho sentir mucho mayor. El año pasado, un proyecto importante personal se vino abajo y me costó seguir adelante. Seguía cuidándome, seguía corriendo cuatro veces por semana, pero sentía pánico, lo cual era nuevo para mí y me daba un poco de miedo. ¿Qué haces cuando se rompe tu muleta de toda
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