A PAUL BADOS
Hay seres humanos a los que no les importa ganar o perder. Sencillamente porque no se juegan (no nos jugamos) nada. Paula (Nueva York, 1997) no pertenece a esa especie. Habita el vértigo de jugarse cada punto de la vida. No en vano, se dedica a una de las profesiones mentalmente más exigentes que existen: el tenis profesional. Si te ganas la vida con la raqueta y eres la tercera mejor del mundo (a cierre de esta edición) y ganaste un Grand Slam (Roland Garros en categoría júnior) con 17 años y has recaudado mas de 4 millones de dólares en las pistas y te persiguen las cámaras de medio planeta entre partido y partido, aprendes que en tu día a día tienes que elegir bien el spin de tus decisiones, el golpe preciso que le imprimes a tus acciones de derecha o de revés. Para cualquiera de nosotros, levantarse por la mañana consiste en poner el pie derecho o izquierdo (hay gustos para todo) en la alfombra calentita. Para Paula es empezar el movimiento de un servicio ganador.
PAULA BADOSA: En el tenis, cada punto es la vida. Es un deporte muy duro en ese aspecto. El día que estás mal, estás ahí sola. En cada golpe te sientes cuestionada, valorada.
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