En el whatsapp el mensaje llega raro. Debió ser el predictivo, esa maldición de la comunicación cyborg. Marta escribe que nos encontremos en “el startup de siempre”. Debe ser el café, la franquicia del café global en la que le gusta pasar desapercibida, ahí en el primer piso del Patio Bullrich. Pero a lo mejor el predictivo está en lo cierto: Marta como un startup de sí misma desde que quemó sus obras en un pasaje oscuro de París hasta hoy, hace un rato, cuando recibió en la Minucueva de Montserrat a una delegación. Está en el ahora pero en los Ray-Ban hay reflejos de eternidad. Dice que está cansada.
MARTA: 20 minutos de eternidad
Jun 10, 2022
3 minutos
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