“LOS NIÑOS DE DAESH”, EN EL DESAMPARO
PARÍS.— Doscientos niños franceses y sus madres sobreviven desde hace tres años en los sórdidos campos de detención de Roj y Al-Hol, en la región de Rojava (noreste de Siria) controlada por los kurdos.
Son hijos y esposas de combatientes de Daesh capturados en 2019 junto con otros 70 mil menores de edad y mujeres después de la caída de Baguz, último bastión de resistencia del autoproclamado Califato del Estado Islámico. Se estima que 59 mil detenidos eran sirios e iraquíes y 11 mil eran oriundos de 57 países.
Hoy quedarían aproximadamente 57 mil personas en ambos campos cuyas condiciones de seguridad y salubridad se van degradando día tras día.
“Vimos a niños que padecen todo tipo de enfermedades de la piel, otros con miembros esqueléticos y barrigas hinchadas que escarbaban en basureros nauseabundos o yacían tendidos en el piso de sus carpas con el cuerpo cubierto de polvo y moscas”, denuncian los investigadores de la organización británica Rights and Security International (RSI) en un informe publicado en febrero de 2021 con un título elocuente: Guantánamo de Europa. La detención indefinida de mujeres y niños en el norte de Siria.
Precisan: “Estos niños mueren de diarrea aguda, desnutrición, deshidratación extrema, enfermedades pulmonares, hipotermia o a consecuencia de heridas de guerra mal atendidas o no atendidas. También mueren intoxicados por el monóxido de carbono producido por estufas improvisadas que calientan sus carpas
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