LA IMPROPIA “ALIANZA POLÍTICA” DEL MEXICANO RUIZ MASSIEU CON EL GOBIERNO DE DUQUE
A casi cinco años de su arranque en septiembre de 2017, la actividad de la segunda Misión de Verificación de la ONU en Colombia permanece alejada de las discusiones públicas.
Pese a la relevancia de su función en el seguimiento de la implementación de los Acuerdos de Paz y no obstante la intensificación de los debates políticos que acompañan la encrucijada de las elecciones presidenciales de 2022, nada se escucha en los medios nacionales colombianos acerca de la evaluación de la acción de la ONU durante la compleja y fundamental etapa del “posconflicto” en este país.
El silencio que permea la actividad de la organización es respaldado por la estrategia de comunicación adoptada por el jefe de la misión, el diplomático mexicano Carlos Ruiz Massieu Aguirre. Desde su puesta en el cargo en diciembre de 2018, Ruiz Massieu ha elegido mantener modalidades comunicativas escuetas y complacientes a las posiciones gubernativas.
En efecto, a pesar de las duraderas tensiones entre Iván Duque y la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos –cuyos informes denuncian periódicamente las fallas en la implementación de los acuerdos y las violencias sistémicas en contra de los líderes sociales–, la relación de colaboración entre el gobierno colombiano y los altos dirigentes de la Misión de Verificación de la misma ONU ha asumido la apariencia de una alianza política.
Ahora bien, la cercanía entre Iván Duque y los altos mandos de la misión había sido
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