Con más de 33 millones de copias vendidas a lo largo de sus veinte años de existencia (dejando a un lado los juegos para móviles), la serie Kingdom Hearts ha conquistado a grandes y pequeños a lo largo y ancho del planeta, gracias a la unión de dos grandes factorías, Disney y Squaresoft, que, a finales de los años 90, eran dos potencias dentro del cine de animación y los juegos de rol, respectivamente.
Toda fantasía tiene un principio
Aunque las cifras de estén lejos de otros colosos como , o , cada nueva entrega ha ido atrayendo a más y más jugadores. Así, ha logrado colocar un total de seis millones de copias, y su legión de seguidores sigue con inaudita devoción cada anuncio, evento o guiño relacionado con un nuevo juego. Su génesis, en boca de sus creadores, nos lleva a finales de los 90, cuando Square (todavía no se había fusionado con Enix) estaba esbozando las. Tenían claro que debía ser un juego en mundos abiertos y que contara con personajes muy conocidos para que el impacto fuera mayor. Se daba la casualidad de que las oficinas de Disney y Square estaban en el mismo edificio en Tokio, y una charla informal en el ascensor abrió la puerta a que ambas compañías empezaran a trabajar juntas. Según Tetsuya Nomura, fue Disney la que dio el primer paso, conocedora del buen hacer de Square en los videojuegos.