l caso de la alemana Matilde de Magdeburgo (1207-1282) nos traslada de nuevo a la idea de la manipulación de estas obras. Esta beguina, autora de, contó con un dominico detrás, Enrique de Halle, que se encargó de traducir todos los escritos de Matilde al latín. La obra de esta mística llegó a representar cierta transgresión por el entrelazamiento de distintos géneros, pero, sobre todo, por la posibilidad de observar en ella cierto lenguaje erótico a la hora de afrontar su contacto con Dios. Sin embargo, como explica Almudena Otero Villena en (2019), «es justamente este carácter transgresor lo que el traductor suprime. De este modo, la persona que adapta la obra al latín parece preocupada por eliminar cualquier referencia erótica cuando se describe la relación entre Dios y el ser humano». Al igual que Beatriz de Nazaret, el deseo de Matilde está muy presente en su obra. Sin embargo, el traductor de se encargó de eliminar la presencia del cuerpo sexuado, el erotismo que representa y la posibilidad de unión con Dios uniformando el estilo al de otras obras. Por consiguiente, no es posible encontrar la identidad de esta mujer dentro de su propio texto. Es una identidad que se encuentra diluida, fragmentada. Incluso podríamos decir que inexistente, ya que voluntariamente se ha pretendido modificar lo que ella quería expresar para que su figura responda a unos cánones eclesiásticos determinados.
LA PASIÓN EXPROPIADA
Apr 26, 2022
1 minuto
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