Los hombres empiezan a llegar con sus campeones cantores un domingo temprano por la mañana.
Se encuentran reunidos en un sitio remoto de La Habana. Es septiembre, la temporada migratoria de las aves en Cuba, y la reciente afluencia de especies canoras codiciadas ha disparado una oleada de trampeo y venta ilegales. Azulillos pintados, azulejos índigo y picogruesos pechirrosa, un alboroto colectivo de color y canto, tienen una gran demanda. Los domingos son famosos por las competencias de canto.
Días atrás, alguien posteó el lugar de la celebración en uno de los varios grupos de Facebook de aves canoras en Cuba a los que me uní en julio del año pasado. Debido a las restricciones por el coronavirus,