EL TRIUNFO Y TRAGEDIA DEL MAYOR CAMPEON DE APNFA
UN A MAÑANA DESPEJADA de septiembre de 2019, un buceador se mece sobre la superficie azul del Mediterráneo junto a una balsa de asistencia a 1,5 km de la orilla de la Costa Azul. Con 1,80 de altura y más de 80 kilos de peso, Alexey ‘la Máquina’ Molchanov va enfundado en un traje de neopreno dorado, con los pies metidos en una monoaleta negra. Parece más grande que los delgados buceadores de seguridad que lo rodean, mientras esperan a que el actual campeón mundial de apnea comience su descenso.
Alexey coge la línea de buceo que desciende desde la plataforma flotante que tiene a su lado. Inhala y exhala lentamente: se prepara para aguantar la respiración durante los casi cuatro minutos que planea pasar bajo el agua. Su objetivo es un anillo de metal forrado de etiquetas blancas, suspendido a una profundidad, aparentemente imposible de alcanzar, de 130 metros. Un viaje de ida y vuelta que equivale aproximadamente a dos campos de fútbol y medio. Tiene que coger una etiqueta y volver a nadar hasta la superficie antes de que sus pulmones se agoten, sus músculos cedan o ambas cosas sucedan.
“Tres minutos”, grita el juez desde la balsa. Y así comienza la cuenta atrás para que Alexey intente hacerse con la medalla de oro en la principal competición de apnea en aguas abiertas, el Campeonato Mundial de AIDA de Profundidad. Los apneístas de competición, que se dedican a bucear a la máxima profundidad o distancia posibles con una sola respiración, pueden elegir entre varias disciplinas: con o sin aletas, con la ayuda de la línea de buceo o incluso enganchados a un pesado lastre. La prueba de hoy, conocida como ‘peso constante’, es la especialidad de Alexey, y mientras que la mayoría de los buceadores llevan un cinturón de lastre para ayudarse en el descenso, él confía únicamente en el peso de su monoaleta y en su potente aleteo estilo sirena.
Alexey se coloca
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