as raíces del huevo como símbolo de resurrección podrían remontarse a la antigua Grecia o incluso a Babilonia. En el mundo cristiano, la costumbre de decorar huevos de Pascua surgió en la Edad Media: ante la prohibición de comerlos durante la Cuaresma, puesto que la Iglesia los asimilaba a la carne, los campesinos los cocían para conservarlos, coloreaban su cásca-ra para distinguirlos de los frescos y los consumían en las celebraciones festivas del Domingo de Resurrección. A partir del siglo xix, los huevos de chocolate, en ocasiones con sorpresa dentro, fueron reemplazando a los de verdad. En la Rusia decimonónica,
