FRANCISCO VICTORIA
rancisco Rojas Contreras —su nombre de nacimiento— sí que sabe de música: entiende “lo que está pasando” y “lo que va a venir en un rato más”. Pero para este artista y productor chileno, la vocación va más allá de estilos y tendencias pasajeras. A los 18 años abandonó su natal Victoria, en la Región de la Araucanía, para viajar a Santiago y conocer a Álex Anwandter, quien se convertiría en su mentor: no sólo lo inició en el oficio de la producción musical, sino que también lo incluyó como músico en su banda, escuela que le permitió en 2018 producir su álbum debut. Desde entonces, además de producir temas para otros artistas nacionales como Princesa Alba y Benjamín Walker, Francisco ha estado trabajando en silencio y preparando con devoción su siguiente entrega: “Cada canción es un recordatorio de por qué tomé esas decisiones y quién soy yo ahora gracias a ese momento”, cuenta acerca de su trabajo de estos últimos años. “Es fuerte enfrentarse a eso tanto tiempo; como un recordatorio constante de que te estás convirtiendo en otra persona, o que podías sentir estos sentimientos con tanta violencia”, explica. Pero mientras las letras resultan dolorosas, el álbum está plagado de baile: cada canción es un universo sonoro diferente que invoca a aquellos grupos que lo acogieron e inspiraron en su infancia, desde Charly García hasta Supertramp y Michael Jackson. “Me cuajaron muchos elementos de cómo se tenía que sentir la música; se siente mucho en el cuerpo”, señala. En este mes de marzo, la gente por fin podrá sentirla en vivo, cuando Francisco Victoria se presente por primera vez como solista en Lollapalooza 2022. “El momento en que uno está en el escenario tiene que significar algo; el show no se trata de impresionar, sino que de conectar”, dice. ¿Y no le asusta volver a enfrentarse a sus propias creaciones? “Es algo que estoy dispuesto a hacer por conectar con las personas”, aclara.