LA ISLA CREATIVA
Existe una cultura más espontánea e imaginativa que se adquiere leyendo boca arriba en la cama o tumbado en un sofá o en la hamaca tardes enteras, como hacíamos en aquellos largos y tediosos veranos de la adolescencia”, escribe . Frente a ésta, está la más rígida –el adjetivo es mío, él usa sólida– adquirida en la mesa con flexo. Somos unao en la . Voy a dar un rodeo para terminar poniendo negro sobre blanco como Standard, un sofá imaginado por para Edra se convirtió en mi isla creativa. El Presidente de Honor del club sería . Él confesó: “Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio”. Pero también, “Soy un escritor completamente horizontal. No puedo pensar a menos que esté acostado”. Una voz me susurra –¿Me habré traspuesto?–: “Todo lo que escribió , salvo escasas excepciones, lo hizo apoyando la cabeza sobre almohadas y usando las rodillas como escritorio”. Reconozco esa voz. Es su asistenta, . “Él debería ser el Presidente”, me sugiere. El techo blanco que observo me sirve de cuartilla para ir confeccionando la lista de miembros ilustres. Deberían estar Y
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