Lejos quedan ya las imágenes del desarrollismo donde a bordo de un 600 atestado viajaba la clase media española, buscando mares y montañas y haciendo siempre un alto en el camino en las beneméritas ventas de carretera. El tiempo ha pasado, los viajes son mucho más directos, y el mapa de gloriosas paradas para regocijo de los estómagos ha ido poco a poco desapareciendo. Pero todavía queda una invisible Ruta 66 de la buena vida que salpica toda nuestra geografía.
Los viajes en coche son ahora mucho más directos, pero aún queda una invisible Ruta 66 de la buena vida que salpica nuestra geografía
Es el caso de la en Vejer, que con más de 100 años de historia hoy es la mejor terraza de la costa gaditana para comer un espléndido atún de la almadraba, o las carnes de retinta y de caza. Uf, esos marisquillos en un lugar donde llegar, parar y volver. O el donde la costa y sierra de Huelva alimentan una carta que desde 1958 no se ha empeñado en otra cosa que no sea repartir felicidad. Antonio y Jaime Columé ‘tapeando’ merecen una reverencia. Desde tan temprano como uno sea capaz, puede hincarse unas tortillitas dede Luis Felipe, recuerdos bien planteados.