COMBATE A LA APROPIACIÓN CULTURAL La nueva ley, muy “mercantil”
Ante la interminable lista de imitaciones que la industria de la moda ha hecho de las creaciones populares de México –sin que ninguna autoridad pueda detenerlas hasta hoy–, en noviembre de 2018 se propuso la Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas, y fue publicada el 17 de enero pasado en la edición vespertina del Diario Oficial de la Federación.
El instrumento jurídico se plantea la tan amplia tarea de proteger sus “tradiciones, costumbres espirituales y religiosas, sus lugares sagrados y centros ceremoniales, objetos de culto, sistemas simbólicos o cualquier otro que se considere sensible para las comunidades, a fin de garantizar sus formas propias de vida e identidad, así como su supervivencia cultural”.
Pero no parece tan fácil de cumplirse. Por principio de cuentas plantea realizar un Registro Nacional del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas, lo que se antoja inacabable e inabarcable si se consideran todas las formas culturales antes mencionadas.
En opinión de la politóloga e historiadora del arte Ariadna Solís, yalalteca (Villa Hidalgo Yalálag, Oaxaca) perteneciente al colectivo Dill Yel Nbán –grupo de transmisión y difusión del zapoteco de la Sierra Norte
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