CIXI La emperatriz que reinó tras un biombo
CONOCEMOS A CIXI POR EL NOMBRE HONORÍFICO QUE RECIBIÓ CUANDO ALCANZÓ EL PODER Y CUYO SIGNIFICADO ERA "BONDADOSA Y ALEGRE". Pero su verdadero nombre es probable que nunca se conozca porque cuando entró en la Historia como una de las concubinas del emperador fue registrada como "la mujer de la familia Nala".
Cixi había nacido en 1835 en el seno de una de las familias manchúes más antiguas de China que llevaba décadas trabajando al servicio del gobierno chino empezando por su padre, Huizheng, quien ejerció como jefe del Ministerio de Funcionarios. Así que Cixi creció junto a sus cuatro hermanos en un ambiente feliz, en el que no le faltó de nada y recibió una esmerada educación. Huizheng descubrió pronto que su primogénita era una niña despierta dispuesta a aprender, por lo que no dudó en enseñarle disciplinas reservadas solamente a los hombres y demostrarle, en contra de las creencias populares, que por ser mujer no era menos inteligente ni inferior a los hombres.
En 1849, cuando su padre fue nombrado gobernador de una extensa región de Mongolia, toda la familia se trasladó a vivir a la ciudad de Hohhot. Pocos meses después fallecía el emperador de China, Daoguang, y le sucedía en el trono del vasto imperio su hijo Xianfeng, un joven enfermizo al que se le conocía como "El Dragón cojo", por una cojera provocada por un accidente tras caer de un caballo.
LA CONCUBINA SIN NOMBRE
Era habitual que el emperador tuviera una esposa, la emperatriz, y una amplia corte de concubinas que llenara su harén de mujeres procedentes de todo el imperio. Fue en la primavera de 1852 cuando Cixi fue seleccionada como una de las muchas consortes imperiales. En la misma época en la que Cixi ingresó en el harén de la Ciudad Prohibida de Pekín, fue proclamada emperatriz una joven conocida como Zhen, entre cuyas obligaciones estaba la de hacerse cargo de las concubinas.
Cixi empezó su nueva vida en un momento complicado para el emperador, quien tuvo que enfrentarse a varias revueltas campesinas en todo el imperio. A pesar de que Cixi era una concubina de bajo rango, su padre le había enseñado a pensar por sí misma y a dar su opinión siempre que lo considerara necesario, por lo que no dudó en intentar ayudar a su esposo en los problemas políticos. Algo que molestó a Xianfeng, poco acostumbrado a ver en una mujer algo más que un objeto sexual. La actitud de Cixi la colocó en una situación incómoda, incluso peligrosa, pues podría haber sido condenada a muerte
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos