10 frases que pasaron a la posteridad
“O TEMPORA, O MORES” CICERÓN, NOVIEMBRE, 63 A.C.
Esta locución latina ha sido traducida de muchas formas –las versiones más comunes son “¡Oh tiempos, oh costumbres!” y “¡Qué tiempos, qué costumbres!"–, pero sobre todo se emplea así, en el idioma original, como un latiguillo por lo general jocoso que denota crítica a los usos y modas del presente y añoranza de las buenas costumbres del pasado. Su origen esta en la Primera Catilinaria de Marco Tulio Cicerón: en su discurso contra Catilina, que había conspirado para asesinarlo, el orador, político y jurista romano deplora la perfidia y corrupción de su época usando la susodicha expresión, que quedó en el acervo popular y ha aparecido hasta en los álbumes de Astérix.
“ALEA JACTA EST” JULIO CÉSAR, 12 DE ENERO, 49 A.C.
Unos años después de Cicerón y significan, literalmente, “El dado fue lanzado” o “Se echó el dado”, pero que suelen trasladarse al español como “La suerte esta echada”. En realidad, quien las pone en boca del militar romano es el historiador Suetonio, que asegura que las dijo en tan señalada fecha justo antes de cruzar el río Rubicón con sus tropas y marchar sobre Roma. La expresión parece venir del comediógrafo griego Menandro y equivale en el habla cotidiana a “Que sea lo que Dios quiera": se expresa cuando se asume una decisión con todos sus riesgos después de haberlos meditado.
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