Con el sello Grimaldi
Carlota nos fascina. A sus 35 años reúne todas las cualidades de una royal, pero ha incorporado una característica: un nivel cultural que la hace destacar del resto de las mujeres reales de su generación, no sólo de su dinastía, y sin tener un título aristocrático a cuestas. Sí, aunque su origen es real por parte de su archifamosa mamá, la princesa Carolina de Mónaco y Hannover, ella no posee títulos, incluso siendo la número 11 en la línea de sucesión al trono del principado. Aun así, es vista como una de las princesas de ese pequeño país y como epítome del legado Grimaldi de belleza, sofisticación y, por supuesto, cultura.
Su historia ha involucrado los ‘ingredientes’ que muchas personas creen que debe tener un integrante de la realeza, empezando porque las tragedias marcaron la vida de Carolina: primero con la muerte de Grace de Mónaco, su madre, y después con la de su segundo esposo y padre de Carlota, Stéfano Casiraghi, cuando él tenía 30 años y la pequeña sólo cuatro.
Esto por sí mismo le da su propio tinte ‘trágico’ a la vida de esta princesa sin título nacida
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