ENCUENTROS CON HUMANOIDES
l 6 de enero de 1969, Meren Merino, su hija, una amiga y un camarero vieron a través de la ventada del bar que regentaban lo cuando en lo alto del campanario se topó con un ser de tres metros de altura que estaba suspendido en horizontal sin tocar el suelo. Pedro Higuera bajó a trompicones de aquella torre para no regresar jamás. Ese mismo año, en el pueblo de Escalante, dos vecinos, María Cagigas y Miguel Ángel Ruiz, se encontraron con un ser también de tres metros de altura que parecía levitar. Una visión que les causó serias secuelas psicológicas. Las mismas que padeció el 1 de diciembre de 1977 Emilio Ruiz Orive, vecino de Puente San Miguel, quien vio a las cinco de la madrugada a alguien de aspecto similar a un hombre, pero de enormes proporciones, que asomaba a la ventana de su habitación. Este hecho no hubiera tenido gran relevancia, de no ser porque esa ventana estaba situada a más de tres metros del suelo. Todos estos casos fueron precedidos por el avistamiento de extrañas luces.
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