IOS PEREGRINOS DEI APOSTOI FRANK ZAPPA
DESDE su fallecimiento por cáncer en diciembre de 1993, los reconocimientos al músico estadounidense no han parado de crecer. Proliferan actos en muchos países, con frecuencia organizados por seguidores, no solo veteranos sino también jóvenes que descubren sus discos en las plataformas digitales. Hay donde elegir, pues, a día de hoy, el catálogo oficial se compone de un amplio centenar de referencias, con un sinfín de estilos que van desde el rock a la música orquestal, pasando por el jazz, el country o la electrónica. “Zappa concentra una cantidad de música impresionante”, comenta uno de sus más célebres fans en España, El Gran Wyoming. “Es como un Avecrem, que lo dejas caer y genera cien menús musicales diferentes”.
El volumen resulta disuasorio para el público general, acostumbrado al consumo rápido de artistas fácilmente encasillables. Sin embargo, quien supera esa barrera suele quedar atrapado. Es lo que le sucedió a otro fan irredento, Pablo Carbonell:, y se convirtió en mi referente. A continuación empecé a coleccionar sus álbumes, oficiales y piratas. Me convertí en un absoluto”. Uno de los secretos está en el humor. Las melodías y letras recrean un universo propio, repleto de sarcasmo. “Zappa no busca la risa fácil, usa el humor como sistema operativo, como una actitud ante el mundo”, explica Julián Hernández, fundador de Siniestro Total. Y sigue: “Fue un hallazgo ver que podías hacer lo que quisieras con la música, reírte hasta de la seriedad del rock sinfónico”.
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