Mads Mikkelsen EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS
“Esta película nos habla de todos aquellos que no solo han olvidado sus sueños, sino que también han olvidado cómo vivir en presente”.
Al otro lado del Atlántico, la de Mads Mikkelsen (Copenhague, 1965) es una carrera plagada de villanos, malos de manual que él se apaña en convertir, a veces partiendo de un compendio de tópicos y con solo un puñado de minutos en pantalla, en seres retorcidos y fascinantes. Ahí están sus roles en la saga Bond, en el Universo Marvel o en la distópica que llega a la cartelera este mes (ver pág. 72). O su perturbador Dr. Lecter en la serie de TV en la que saldó con nota –el tiempo, ensu nombre fuera el primero en la lista de candidatos a encarnar a Gellert Grindelwald. Porque Mikkelsen, en Hollywood, es la cara del mal. Nada que ver con la que tiene en Europa y, sobre todo, en su Dinamarca natal. Cintas como (S. Bier, 2006), (O. C. Madsen, 2008) o (N. Arcel, 2012) muestran otro rostro, más amable, igualmente lleno de unos recovecos que ya tenía ese confuso seductor que encarnó en (P. Berger, 2003). Pero es de la mano de Thomas Vinterberg que Mikkelsen ha dado con su cara más reveladora. Una que personifica el desconcierto y la perplejidad del hombre de a pie. En (2012), el mundo se derrumba tras una mentira. En cuatro profesores de secundaria buscan recobrar la alegría de vivir yendo siempre ‘alegres’, con una tasa de 0,05 % de alcohol en la sangre. Un brindis a la vida que ha arrasado en el circuito de festivales y premios, y suena con fuerza para los Oscar.
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