TU CARA LES SUENA
En junio de 2020, Robert Williams, residente en Detroit, fue arrestado por la policía local en el jardín de su casa, delante de su mujer y sus dos hijas. Se le acusaba de haber robado cinco relojes en una tienda cercana unos días antes. Una cámara de vigilancia había capturado su rostro y un sistema de reconocimiento facial lo había identificado como el ladrón en pocos segundos a partir de un único fotograma del vídeo. Caso cerrado. Cuando Williams vio las pruebas, no pudo creer la situación en la que se encontraba. Había defendido su inocencia durante la detención (ni siquiera conocía la tienda), y, además, la persona del vídeo no era él. “¿Vas a decirme que el ordenador se ha equivocado?”, le preguntó uno de los agentes. Sí, se había equivocado.
El uso del reconocimiento facial se ha extendido en los últimos años a muchos ámbitos de nuestra vida, impulsado por una mejora espectacular en su calidad. “En abril de 2020, el mejor algoritmo de identificación de rostros tenía una tasa de error de solo el 0,08%, en comparación con el 4,1% del algoritmo líder en 2014”, señala William Crumpler, investigador del Centro de
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