NUESTRA OBSESIÓN CON MARTE
OCHO NAVES ESPACIALES OPERAN EN ÓRBITA ALREDEDOR DE MARTE O EXPLORAN SU POLVORIENTA SURERFICIE. EN MARZO DE 2021, AL MOMENTO DE LA PUBLICACIÓN, TRES EMISARIOS ROBÓTICOS MÁS ESTÁN PROGRAMADOS PARA ENCONTRARSE CON EL PLANETA ROJO, INCLUYENDO LA NAVE INSIGNIA DE NASA: EL VEHÍCULO DE EXPLORACIÓN PERSEVERANCE.
Es una noche cálida de mediados de octubre y me dirijo por un camino sinuoso hacia el Observatorio McCormick, de la Universidad de Virginia (UVA), en busca de resolver un misterio constante: ¿por qué demonios los terrícolas estamos tan obsesiona dos con Marte?
El domo del observatorio en la cima de la colina está abierto y marca una brillante medialuna de ámbar en la oscuridad del otoño. Adentro hay un telescopio que me ayudará a ver Marte tal como apareció ante los observadores hace más de un siglo, cuando los ansiosos astrónomos usaron este instrumento en 1877 para confirmar el descubrimiento de las lunas marcianas, Fobos y Deimos.
Esta noche, el astrónomo de la UVA Ed Murphy realizó un viaje especial al observatorio, que está cerrado al público debido a la actual pandemia de coronavirus. La danza giratoria de la dinámica orbital colocó a Marte en su posición más grande y brillante en el cielo, y Murphy calculó que este sería el mejor momento para apreciarlo desde el centro de Virginia, donde el aire turbulento a veces puede complicar la observación nocturna del cielo.
Murphy sube y se instala en la plataforma de observación, una percha de madera construida en 1885, para dirigir el telescopio gigante hacia el llamativo punto de luz naranja. Juega con una perilla para enfocar el planeta. “Hay que esperar esos momentos en que la atmósfera se asienta y veremos a Marte con un aspecto claro y nítido… luego todo se volverá borroso otra vez”, dice a través de su cubrebocas con estampado espacial.
Cambiamos de lugar. A través del telescopio, Marte es una esfera invertida color rosa durazno que entra y sale de foco. Trato de dibujar sus rasgos sombríos durante los momentos fugaces de claridad y hago todo lo posible para emular a los estudiosos del siglo XIX que alguna vez cartografiaron sus paisajes; algunos de ellos creían fervientemente que su cara alienígena
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