LAS FIESTAS de la peste
Ainicios del siglo XIV, en Italia se atisbaban ya las primeras luces de una nueva era que iba a marcar el devenir de la cultura occidental: el Renacimiento. Es una época en la que aparecen nuevos modelos artísticos, nuevos valores estéticos, una cosmovisión humanista mucho más centrada en el hombre y menos en Dios. Es la época dorada de Florencia, y también de escritores como Dante, Petrarca y Boccaccio. De hecho, Giovanni Boccaccio se encontraba en Florencia cuando la peste negra hizo su aparición en la ciudad, allá por marzo de 1348. Tenía unos treinta y cinco años, y aquella experiencia vital le marcó tanto que sin ella jamás hubiera escrito El Decamerón, obra precursora del Renacimiento italiano y referente esencial de la literatura occidental.
“Y digo, pues, que los años de la fructífera Encarnación del Hijo de Dios habían llegado a mil trescientos cuarenta y ocho, cuando en la egregia ciudad de Florencia, espléndida entre todas las de Italia, sobrevino la mortífera peste. La cual, por obra de cuerpos celestes o por nuestros inicuos actos, la justa ira de Dios envió sobre los mortales, y fue originada unos años atrás en las partes de Oriente, donde arrebató una innumerable cantidad de vidas, y desde allí, sin detenerse, prosiguió devastadora hacia el Occidente, extendiéndose pavorosamente”. Como leemos en la primera parte del , en las ciudades
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