LA RED DEL AÑO
En los años grises de la última dictadura militar, Charly García cantaba: “¿Qué se puede hacer salvo ver películas?”. Hoy los adolescentes de la pandemia replicarían: “¡Hacer videos!”. Aparentemente juntos, pero a solas, cada uno desde su cuarto, cocina, baño o balcón: TikTok lo hizo posible. Fue el acompañamiento perfecto para los largos meses de aislamiento social.
Es divertida, fácil, pegadiza, dicen sus seguidores. Compromete la privacidad e implica serios problemas de seguridad, señalan sus detractores. Lo cierto es que millones de jóvenes del mundo se subieron a esta plataforma que propone que cada uno elija un ritmo, cante o haga con su canción favorita, baile, ejercite su creatividad y aplique su sentido del humor, para producir y editar videos de entre 15 y 60 segundos. En principio, tenían un único fin: pasarla bien, reírse de sí mismos, mirar y ser mirado, conseguir y seguidores.
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