Corregidos y mejorados
En un encuentro reciente en el Espacio Fundación Telefónica entre el transhumanista Anders Sandberg, investigador en el Future of Humanity Institute de la Universidad de Oxford (Inglaterra), y el experto en la evolución de los homínidos Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos de Atapuerca (España), este último dejaba todo el protagonismo a Sandberg a la hora de explicar la tecnología cyborg. Sin embargo, Arsuaga afirmaba con cierta confianza que la tecnología aplicada de forma consciente al humano para transformarlo, para mejorarlo, “no va a alterar la naturaleza humana, al menos en mucho tiempo”.
Uno de los aspectos claves que hemos de entender es que las tecnologías cibernéticas se dirigen ya hacia dentro de nosotros mismos, que cruzan la epidermis y el córtex cerebral para aplicarse al interior del cuerpo humano, se hibridan con él y llegan hasta las emociones y la conciencia. El pensador judío Yuval Noah Harari, famoso historiador del futuro y del pasado, escribió en su obra Homo Deus que somos la primera generación que podrá controlar su propia evolución. La incorporación de tecnología avanzada a nuestros cuerpos no ha hecho más que empezar. Por primera vez en la historia, la tecnología nos ayuda no sólo a manipular la realidad física del mundo, sino también a nosotros mismos. Serán un conjunto de tecnologías mejoradoras y transformativas de los procesos humanos, incluidos los cognitivos.
Selección tecnológica
La evolución intencionada se caracterizará por un ritmo mucho más acelerado del que ha tenido la evolución impulsada por la selección natural. En eso coinciden tecnólogos, expertos en prospectiva y paleontólogos. Se habla de décadas, incluso de siglos, pero no de millones de años. Se espera pues una reducción radical en los plazos a los que estamos acostumbrados desde que Darwin publicó su teoría sobre la evolución de las especies.
¿Pero cuáles son esos medios tecnológicos y científicos que nos permitirán tomar
