Un gobierno a prudente distancia de Evo
BOGOTÁ.– Un año después de la salida del expresidente Evo Morales hacia un exilio en México y Argentina, y tras varios meses de una polarizada contienda electoral, Bolivia inició en los últimos días una nueva etapa de estabilidad política que no está exenta de enormes desafíos.
Bolivia tiene un nuevo presidente, el economista y militante del Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Arce, quien se desempeñó durante 12 años como ministro de Economía de Evo Morales.
Es considerado su sucesor político, pero no su incondicional. El mismo Arce se ha encargado de insistir en que Morales no será quien gobierne.
Pero el exmandatario sigue siendo el político más influyente del país. No sólo controla el MAS –el único partido con presencia nacional en Bolivia– sino los sindicatos de campesinos cocaleros.
Evo ha dicho que se dedicará a la agricultura y a la piscicultura, pero su regreso a Bolivia, el lunes 9, no fue el de un piscicultor sino el de un dirigente popular que convoca a multitudes.
El exgobernante ingresó por tierra, desde Argentina, y en compañía del ex-vicepresidente Álvaro García Linera visitó durante tres días varias poblaciones suroccidentales, en las que fue aclamado por sus seguidores.
En el aeropuerto de Chimoré, en el
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