La silla del águila sigue embrujada
Oct 05, 2020
3 minutos
Retomo un tema que empecé a desarrollar hace un mes en este espacio. Si bien Andrés Manuel López Obrador es un idealista maquiavélico –en su personalidad cohabitan los ideales de un luchador social por una sociedad justa y un gobierno honesto junto con el pragmatismo de un político taimado–, la correlación de fuerzas internas de esa dualidad ha cambiado en el segundo año de su sexenio. Pareciera que la silla presidencial ha inoculado en AMLO la maldición que le atribuyó Emiliano Zapata y por la cual se negó a sentarse en ella: el maquiavelismo de
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