LA MUJER QUE CAMBIÓ EL RUMBO DEL RUNNING FEMENINO
CUANDO LA LIGERA FIGURA DE BENOIT entró en el Coliseum de Los Ángeles para afrontar los últimos 400 metros del primer maratón olímpico femenino, el 5 de agosto de 1984, la cara del running cambió para siempre. Frente a un público entregado, y con los ojos del mundo puestos en ella, su última vuelta al estadio la llevó a atravesar la línea de meta en un tiempo de 2:24:52 h, coronando así una actuación propia del enorme e histórico significado de una carrera que es referencia en la batalla por la igualdad de género en el mundo del running. Lo que lo hizo más extraordinario fue que, sin que la mayoría de los que lo vieron lo supiera, se convirtió también en la culminación de un increíble regreso personal contra todo pronóstico.
Cuando Joan Benoit comenzó, el running no podía estar más lejos del público. Consciente de que correr no se consideraba un pasatiempo normal para una joven a principios de los 70, ella paseaba tranquila hasta los caminos del parque de Fort William, cerca de su casa, en Maine (EEUU), y allí, en soledad, corría todo lo que quería. Después regresaba a su hogar. Hasta que un d’a vio a una mujer que reconoció como la timonel del equipo de remo de Princeton Eight ¡corriendo en la carretera!
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