GERALD FORD: LA ÚLTIMA ORDEN
a última orden presidencial sobre Vietnam fue la evacuación de los colaboradores nativos y la firmó el presidente Gerald Ford , una persona de carácter afable aunque no especialmente dotada en el plano intelectual (aún se recuerda la demoledora frase de Lyndon B. Johnson sobre él: “No puede andar y mascar chicle a la vez”). No se esperaban de él, pues, grandes cosas, pero estuvo en el lugar adecuado en el momento oportuno: se convirtió en vicepresidente accidentalmente cuando su predecesor, Spiro Agnew, renunció al ser acusado de soborno–y luego condenado–, y pasó a ser presidente de modo igualmente sobrevenido tras la dimisión de Nixon a causa del Watergate. Una de sus primeras decisiones le echó al país encima: el indulto a Nixon por los delitos que hubiera podido cometer durante su mandato. Tamaña desfachatez–evidentemente, una condición impuesta por el propio Nixon para retirarse–escandalizó al pueblo y a la clase política (incluyendo a muchos republicanos) y no se le perdonaría nunca a Ford. Tras el mandato que le había ganado en las urnas Nixon, se presentó a las elecciones y las perdió por muy poco frente al demócrata Jimmy Carter, que tampoco sería reelegido tras su primer mandato.
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