De Iwo Jima a Hiroshima
ESCRITOR Y FILÓLOGO
La Segunda Guerra Mundial demostró la magnitud aterradora que es capaz de alcanzar un conflicto armado, el nivel de demencia a que puede llegar el odio entre los seres humanos. La gente moría a la vez en Noruega y en Birmania, en el ardiente desierto libio y en las heladas trincheras rusas: los ejércitos se adaptaban a cualquier territorio y a cualquier clima con tal de seguir matando y avanzando hacia su objetivo.
LA INDUSTRIA DE LA GUERRA
Fue también entonces cuando se demostró que la capacidad industrial de un país era determinante para ganar las guerras. Cuando Estados Unidos, tras el ataque a Pearl Harbor, declaró la guerra a Japón y tres días después (11 de diciembre de 1941) recibió la declaración de forma oficial por parte del Eje, el conflicto empezó a cambiar radicalmente. La colosal industria norteamericana se puso al servicio de la contienda sin el constante sobresalto de los bombardeos que padecían en Europa los centros de producción bélica. Desde las grandes acerías, los astilleros y las factorías automovilísticas y aeronáuticas hasta las envasadoras de alimentos, las tabaqueras, las plantas textiles
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos